EL “OTRO” TOUR DEL BERNABÉU …
por
Laura Ramos y Rafael Gª-Fojeda
…
o la Odisea de una Persona de Movilidad Reducida para acceder al Concierto
“Plácido en el Alma”
Desde
el mes de marzo, que recibimos por parte del Real Madrid el anuncio de que iba
a haber un concierto homenaje al gran tenor y madridista Plácido Domingo el 29
de junio, decidimos que no nos lo queríamos perder y nos pusimos en contacto,
en primer lugar, con la oficina de Atención al Socio del Real Madrid y en
segundo lugar, con la Fundación del Real Madrid, que era quien gestionaba las
entradas.
El
motivo de ponernos en contacto directamente es que mi marido, Rafael, socio del
Real Madrid desde hace más de 50 años y persona de movilidad reducida, ha
experimentado un enorme descenso en su movilidad y queríamos asegurarnos de que
podíamos conseguir unas entradas lo más accesibles posible.
La
persona que nos atendió nos aseguró que no estaba previsto el que hubiera
entradas especiales para personas de movilidad reducida, pero que lo hablaría y
lo estudiarían para conseguirnos las entradas más adecuadas.
En
aquel momento, mi marido se movía con muleta, aunque contemplamos la
posibilidad de ir en silla de ruedas y así se lo hicimos saber a esta persona.
Desgraciadamente, el día 12 de mayo, tuvieron que operarle de una rotura en la
cabeza del fémur, con lo que ahora sí que tiene que desplazarse en silla de
ruedas.
Tras
varios correos –un total de 10 o 12- de ida y vuelta entre la Fundación y
nosotros, nos comunicaron que, efectivamente, nos habían reservado unas
entradas idóneas, al lado del pasillo para que pudiéramos acceder fácilmente.
Las
entradas son: Puerta 6 – sector 102 – fila 20, asientos 1, 3 y 5.
Cuando
llegamos a la Puerta 6, lo primero que nos encontramos son dos escalones
irregulares y que hay que acceder por un torno. La persona que está validando
los códigos de barras nos dice que por allí no podemos pasar de ninguna manera.
Tras un encendido diálogo, aparece un guardia de seguridad, indicándonos que el
único medio de acceder en silla de ruedas es que nos dirijamos a la puerta 51…
que está “aquí al lado” (sic).
Tras
recorrer más de medio estadio por fuera, sorteando miles de espectadores que se
dirigen a las 31 puertas de acceso que hay entre la 6 y la 51, empujando la
silla de ruedas y rebanando más de una espinilla, nos recibe una señora “de
armas tomar”, diciéndonos que nuestras entradas son para acceder por la puerta
6 y que, de ninguna manera, podemos entrar por allí. Además, en el caso de que
hubiera algún sitio disponible en aquella zona, solo podría entrar el
minusválido con un acompañante; de ninguna forma podría acompañarnos una
tercera persona, como era nuestro caso… y el de varias familias que se habían
acumulado detrás de nosotros.
Nos
negamos en rotundo a movernos de allí mientras no aparezca alguien que nos
permita el acceso por donde sea, pues hemos pagado una cantidad respetable por
las 3 entradas. En ese momento, aparece un guardia de seguridad asegurando que
ya se ha cubierto el aforo en aquella zona y que les podrían denunciar si nos
dejaran pasar.
En
vista de ello, y ya casi sobre la hora de inicio del espectáculo, volvemos
sobre nuestros pasos, empujando la silla y atravesando las riadas de
espectadores, y nos “plantamos” nuevamente ante la tan mencionada puerta 6. Y
digo “plantamos” literalmente: Habíamos pagado por ver el concierto y nada ni
nadie nos lo iba a impedir.
Ante
nuestra actitud, uno de los empleados de Prosegur –nuestro ángel de la guarda-
nos tomó bajo su protección y llamó a sus jefes, quienes, walkitalki en mano,
nos llevaron ¡otra vez! hacia la puerta 51, pero, a mitad de camino, se ve que
hablaron con algún superior y nos guiaron a través de las cocinas de la zona
VIP para acceder “por la trastienda”. Una vez dentro, y con la silla de ruedas
a buen recaudo, nuestro ángel de la guarda llevó en volandas a mi marido por
tres tramos de escaleras, bien empinadas y de no menos de 15 peldaños cada uno,
más un tramo de pasillo a nuestras localidades. ¡¡¡Por fin!!!
Me
parece no solo una falta de sensibilidad absoluta sino una burla cruel vender
unas entradas “de fácil acceso a un minusválido” a las que solo se puede
acceder a través de: dos escalones + torno + dos escalones + tres tramos de
empinadas escaleras, dos de bajada y uno de subida + más pasillo y pequeño
escalón-trampa junto al asiento.
Al final del espectáculo, solo tuve que buscar a nuestro
particular “guardaespaldas” para que nuevamente ayudara a mi marido a salir a
la calle. Si no es por él, aún seguiríamos frente a los tornos del Estadio
Bernabéu… Desde aquí, nuestro reconocimiento y agradecimiento hacía él.
Tras tamaña “perfecta” organización, el concierto -más de
cuatro horas de música variada- una pasada, hasta tal extremo que casi nos hizo
olvidar a Laura, a mi hermana y a mí la tensión acumulada antes y durante el
acceso al estadio; fueron más de cuatro horas de música variada sin intermedio que nos encantaron; incluyo el enlace por si apetece escucharlo y verlo.
Después de la fatal experiencia de organización vivida,
estoy pensando en hacerme “colchonero”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario