sábado, 28 de diciembre de 2019

DEMOSTRACIÓN DE CARIÑO

El pasado verano, mi sobrino-nieto Óscar, de tres años, ya me enseñó su gran humanidad cuando me vio andar dificultosamente, le dije el porqué y me respondió "yo te ayudo". Ahora en Navidad, ha vuelto desde Holanda, donde vive con sus padres, para pasar estas fiestas en Madrid. Aprovechando la oportunidad, vamos a pasar un rato con mi sobrina, su marido y sus dos hijos. Pues bien, Óscar me ve llegar en la silla de ruedas; nada más ponerme en pie para saludar a todos ¡oh maravilla! el niño deja lo que está haciendo y se lanza sobre mis piernas, dándome un largo abrazo en ellas, contento de verme, como si él, con tres años y medio, hubiese intuido que yo podía no acudir y, en consecuencia, que no me vería.
            La verdad, para mí supuso un momento encantador, hasta tal punto, que casi se me saltan las lágrimas de emoción. Desde ese momento, todo fue, como se canta en el villancico,  alegría, alegría y placer.

domingo, 17 de noviembre de 2019

Entrega de insignias Real Madrid 2019

Ayer acudí a la entrega de insignias del Real Madrid. El acto me resultó algo cansado, pero lo aguanté y disfruté con Laura y otro amigo; yo recibí la de oro y brillantes He aquí las muestras.





miércoles, 25 de septiembre de 2019

¡¡Campeones!!
(escrito por Laura)

Vemos en la tele que, durante unos días, va a estar expuesta la Copa recién ganada por nuestra Selección de Baloncesto en la sede de la Comunidad de Madrid.

Rafael expresa su deseo de ir a verla. Como nuestra Tarjeta Azul nos permite “colarnos” en Madrid-Central, nos animamos a ir esta mañana. Hace mucho que no pasamos por el centro y, al fin y al cabo, tenemos tiempo de sobra para hacer turismo.
¡Ja! Que nos “permita” no quiere decir que nos “facilite”…
¿Quién dijo que se había reducido el tráfico en un 75 u 80 %?
Claro, que, al peatonalizar, poner carril-bici, ampliar aceras… el sitio por el que pueden transitar los vehículos se reduce a la mitad de la mitad y los embudos son espectaculares. Además: obras en Canalejas, en el paseo de Recoletos, en plaza de España… la mitad de la mitad de la mitad de la mitad.

Encontramos un sitio para aparcar casi esquina con Mayor. Me tengo que bajar a retirar unas vallas que me estorban, aparte de los coches que giran en la esquina donde trato de hacer mi maniobra lo mejor posible.
Bajamos calle Mayor hacia Sol. La acera está bastante lisita… ¡menos mal! Pero los rebajes en los pasos de peatones, ¡infernales! Así que, al segundo cruce, bajamos a la calzada y ¡pa’lante! ¡El que venga detrás, que arree!
Finalmente, llegamos a la Real Casa de Correos, tras cruzar la calle del Correo ¡¡empedrada!! con los consiguientes botes para el cuello de Rafael.
Desde la calle al arco de seguridad de entrada, hay una rampa empedrada en “tiempos de Carolo”. Aquí ya Rafael se pone en pie y la sube andando para evitar más rebotes –y no precisamente de baloncesto-.

Y aquí, por fin, tenemos la famosa Copa. ¡¡Aleluya!!

Es preciosa. Y nos la merecemos casi tanto como Rudy, Llul y compañía.


Nos llama la atención que no hay nadie para verla: otra pareja y nosotros. Nos hacemos pausada y mutuamente las fotos. Luego llegan un par de personas más.
¡Seguro que, si fuera de Fútbol, no se podría entrar por la aglomeración de gente! ¡¡Qué penita!!

La vuelta al coche la hacemos por la otra acera que está más llanita.
El recorrido en coche entre la calle Mayor y Cibeles nos cuesta más de media hora. De allí a casa, 15 minutos.

¡Qué buen invento lo de Madrid-Central!

 
¡Ojalá que se anime más gente a ir a ver la Copa! Los que podéis, id en metro, andando, en bici… ¡Vale la pena! Quizá tengamos que esperar unos años para verla otra vez…
¡¡Enhorabuena, Campeones!!


 Para mí ha supuesto un gran esfuerzo físico, pero estoy MUY CONTENTO de haber ido.






miércoles, 21 de agosto de 2019


Las Edades de la Vida. Recuerdos de un verano...
(escrito por Laura)


Me siento una privilegiada por poder salir unos días de este incómodo y ajetreado Madrid. Aunque…
Este verano no lo recordaremos como uno de los mejores de nuestra vida.
Rafael se siente cada vez más torpe y aturdido.
Bajar a la playa se convierte en una prueba complicada y el baño en el mar, casi misión imposible. A pesar de la inestimable ayuda de su hermana y su mujer, se siente inseguro, se fatiga mucho y no se mete más que un par de veces.
El apartamento es muy caluroso, el entorno ruidoso; la cama, dura. ¿Será que nuestros huesos están cada vez más doloridos?

En el otro lado de la balanza, nuestros incansables sobrinietos ponen el contrapunto alegre a nuestro verano.

Me quedo con los buenos recuerdos:

Un niño rubito sonriente que corre hacia su tío, gritando: “¡Tío Rafael!”

Una pequeñaja que comparte conmigo su galleta empanada en tierra. ¡¡Mmmmm!! ¡Qué rica! Nunca probé manjar más exquisito.

Un mojito y una buena charla con los amigos al final del día.

El baño en el mar. A veces, con todo el mar para mí.

Un niño con su insaciable curiosidad y sus interminables: “Y, ¿por qué…?”

La luna llena, jugando al escondite entre las nubes.

Los fuegos artificiales en la playa.

Unas cañas tendidas al borde del mar a la caída de la tarde.

Óscar, de 3 años, acercándose a su tío para preguntarle: “¿Estás malito?”
A la afirmativa respuesta de Rafael, el peque, después de uno de sus “y, ¿por qué…?”, le suelta un “Te quiero mucho, tío Rafael”.
Se nos enternece el corazón y, por un momento, se nos olvidan todos los males.

La última noche, me acerco a la playa para despedirme del mar y de la luna…
Al llegar, no está la luna. No ha salido todavía…
En ese momento, por encima del horizonte, una media luna naranja se asoma a saludarme. Por un breve instante, la veo llena, redonda… y finalmente, se esconde detrás de un nubarrón.
Es una experiencia mágica de verdad.

¡¡Hasta pronto, Mar!! ¡¡Hasta siempre, Luna!!



lunes, 13 de mayo de 2019

¿DE PASEO ?

Como cada día, esta mañana, en la silla de ruedas,  me lleva Laura  al bar a tomarme un cafetín. Vivo en el 15 de la calle y el bar está en el 7. No hay problema nunca, pero hoy sí. La acera, llena de terrazas y de locales -ved las fotos- En cambio, hoy había algo más y lo muestra el 4º fotograma. No se podía pasar, pero lo peor es que ese corte se ha hecho sin previo aviso como suele ser habitual, por ejemplo, con un camión de mudanzas. Fíjese sobre todo la vista en las fotos 2 y 4; en la última, hay gruesas guías que impiden seguir avanzando; debe ser el rodaje de algo.
Y, encima, el responsable del cotarro alega que tiene todos los permisos en regla. No lo dudo, pero, aunque los tenga creo que NO SE PUEDE CORTAR UN PASO TOTALMENTE DURANTE CASI DOCE HORAS.



viernes, 3 de mayo de 2019

AYER Y HOY


 
El Día de la Comunidad hubiera sido un 2 de Mayo más para Laura y para mí de no tener una particularidad que lo hizo destacar.
                Por la tarde, regresamos de dar un paseo; entramos en el portal, abrimos el ascensor y presiono el botón de nuestro piso; vamos de pie como cada vez. La cabina arranca, pero… a unos sesenta centímetros del suelo, debe ‘pensar’: “Es fiesta, necesito descansar aunque sea un rato”. Y, naturalmente, se detiene sin consultarnos. Nos deja encerrados y de pie. De inmediato, doy al botón de alarma, responden desde la central que mandan a alguien.
                Mientras, sale un vecino y otro y otro que ayudan como pueden. El primero nos sugiere llamar a los bomberos, algo que ya Laura intenta, consigue y, tras ello, la voluntad de los de fuera, sigue colaborando; las puertas de la cabina, abiertas y una de ellas en ángulo agudo con su carril. Entre todos logramos abrir la silla para yo poder estar sentado y no cansarme.
               
 No sé si la empresa enviaría a alguien, creo que no. La policía corta la calle. Los bomberos llegan en minutos nos preguntan si estamos bien y, tras nuestro sí ¡manos a la obra! Desconectan la luz un rato y, tirando de las poleas que sujetan la cabina, logran dejarla a nivel del suelo. En poco tiempo pues, los dos salimos; sin embargo, me queda lo más costoso: con la barandilla de la escalera a izquierdas, subir hasta casa. Empiezo despacio, con Laura atenta a cualquier contingencia y, tras muchísimo esfuerzo, consigo alcanzar la meta.
               

Reposo lo suficiente -está anocheciendo- y, con horas por delante, me preparo para ‘la que se avecina’ dado que hoy, aunque los operarios están ya trabajando en el asunto cuando salimos temprano, he de bajar andando los cuatro pisos; de todas formas, tengo muy buen sabor de boca por el doble logro. Al regreso, está resuelto el problema y podemos salir una segunda vez ¡menos mal!
Son las dieciséis horas  y, acabando de escribir el relato, vuelvo a escuchar la alarma. Otra vez idéntica “movida” a la nuestra ayer, con diferente protagonista.
Me faltan adjetivos para descalificar a los ¿reparadores?

miércoles, 24 de abril de 2019

"PIEDRECILLAS"



 El pasado lunes 21, fui con Laura  al ambulatorio para que la doctora me viese el dedo en resorte. Al llegar, encontramos que el ascensor está averiado y he de bajar a consultas por escaleras ayudándome como puedo; ya abajo, suelo recién fregado por lo que ¡una miaja más de precaución! Poca  antesala, pero la doctora no está, hay una suplente que, menos mal, nos atiende correctamente y me manda una radiografía para adelantar tiempo.
            Satisfechos por el trato recibido, a la salida, le preguntamos al celador  por la médico y nos cuenta que se ha ido forzada por su circunstancia -llevaba todos estos años como interina de la anterior, la plaza no la ganó por oposición-. Lástima pues ya le había cogido el tranquillo a mi situación. Así que, cuando me reciba la nueva titular ¡otra vez a contar la peculiar historia de mi enfermedad!
            Volvemos a casa y, en la acera, dos motos bien aparcadas ¡entre las señales del lugar reservado para minusválidos en la calzada! Laura, no se corta, me acompaña a casa y emplea unos minutos para escribir sendas notas que coloca en ambas con cinta aislante. Lo más inaudito es que cuando telefonea posteriormente a la Policía Municipal para comunicar lo ocurrido, la ‘funcionaria?’ al otro extremo contesta: “¿Pero pudo usted sacar la silla de ruedas del vehículo?”  Tras la respuesta afirmativa de ella, la ’funcionaria?’ responde: ¡Ah, bueno! Y debió exhalar un enorme suspiro de alivio.

miércoles, 17 de abril de 2019

EXPERIENCIAS OPUESTAS


Ayer, donde tomo café, vi a una joven pareja con su hijita de no más de tres años. Se fijaron en mí al observar que entraba con dificultoso andar y eso propició su pregunta, en cierto sentido indiscreta, pero, sin duda, llena de curiosidad. Les conté someramente mi caso y se asombraron. Acababan de regresar del hospital donde su nena, por un virus, había sufrido un ataque epiléptico e incluso perdido un instante la conciencia y, por lógica, estaban preocupados, así que, les tranquilicé lo más que pude, pero verme fue lo que más les calmó.
A Laura le pedí luego que les enseñara la foto de mi lesión; entonces, sí que se quedaron pasmados y…con más sosiego que, para mí, tras todo lo hablado, fue lo importante…mi obra buena del día.
Hoy, voy a comprar tabaco. Al salir del estanco, una señora me mira y me suelta: “¡Si no fumara, andaría mejor!”; me sorprende tanto su frase que me impide contestarla de inmediato: “¡Usted qué sabrá por qué ando mal, meticona!”. Sin embargo, a continuación, pienso: “Si le hubiese dicho lo que se merecía, habría perdido toda la razón” pues la habría respondido con palabras fuertes; así, fue una ‘piedrecilla’ de la mañana.
Además, aseguran dos refranes: “¿Quién hace caso de medios días habiendo días enteros?” “A palabras necias, oídos sordos” o, con un lenguaje más rimbombante, “A palabras incongruentes, Trompas de Eustaquio en estado de interceptación”.

martes, 9 de abril de 2019

AVANCE

Hace pocos días, la neurocirujana me dijo que ya no podré andar bien sobre todo porque la operación para reducir la fractura de la cabeza del fémur izquierdo, anterior a la suya, quedó bien, sí, pero... el músculo correspondiente está débil aún y dificultado por la cicatriz, ha perdido espacio y elasticidad para regenerarse por completo.
    Así pues, esta mañana, con Laura algo pachucha, la obligo a quedarse en casa y yo bajo a tomar mi cafetín y hago la compra mañanera. Ida y vuelta son bastante lentas aunque hago valer mi seguridad andando muy despacio con la silla de ruedas como andador. No es largo el camino, pero sí la calle está en cuesta, por tanto, son mayores esfuerzo y cansancio.
      Después de todo, logro mi propósito. Parafraseando a Neil Armstrong: "Un pequeño paso para otros, pero un avance para mí". 

martes, 2 de abril de 2019




¡PRUEBA SUPERADA!
(Escrito por Laura)

Ayer recibo una carta certificada de la Junta Electoral. Me han designado como presidente/vocal suplente de mesa. ¡Qué ilusión! El sueño de mi vida: pasarme 14 o 15 horas de un domingo metida en una sala sin ver la luz del sol…
Inmediatamente, veo la lista de Excusas para librarme. Una de ellas es “tener entre 65 y 70 años… renuncia voluntaria”. ¡La mía!
Por si eso no es suficiente, hago fotocopia del Dictamen de Minusvalía de Rafael. Más vale ir preparada.
Esta tarde, Rafael se ofrece a acompañarme y nos vamos a la Junta Electoral de Zona, en la calle Manuel Luna.
Ahora entiendo por qué ese barrio se llama Estrecho. La calle en cuestión es estrechuca, en cuesta y las aceras tienen el ancho mínimo para que pase una silla de ruedas… ¡con una farola en medio, cada pocos metros! Además, en ese tramo de calle, hay 3 talleres mecánicos con sus vados correspondientes. Por si fuera poco, tenemos que dar una vuelta a la manzana y aparcar dos calles más arriba. Delante de la Junta, no hay ninguna plaza para Personas de Movilidad Reducida.
La excursión se convierte en una Gymkana: meto a Rafael sentado en su silla de ruedas por mitad de la calzada, con todos los coches de frente. Cuando llegamos a la oficina, no hay rebaje en la acera, la puerta –de entrada y salida- es estrecha y desemboca en el arco de seguridad y el escáner. Ni os cuento la maniobra en doble ese que tengo que hacer.
La verdad es que todo el mundo se muestra colaborador y amable y, en cuestión de minutos, terminamos la gestión.
Cuando salimos, el policía de servicio y el del escáner se ofrecen amablemente a echarnos una mano. Mano que aceptamos, pues aquello es tan estrecho, que temo volcar la silla y que Rafael acabe con sus maltrechos huesos en el asfalto.
Lo “divertido” es que, durante el rato que dura la maniobra, todo se para. Primero, porque formamos un tapón en la puerta y segundo, porque las dos personas de seguridad están echándonos una mano.
El policía, mirando la acera hacia arriba con ojos de espanto, me pregunta: “¿Por dónde van a subir?” Contestación: “Por la calzada. Vamos a subir delante de los coches”.
Y… dicho y hecho. ¡¡Pa’rriba!! Con un buen par de… ¡narices!


miércoles, 20 de marzo de 2019

EQUINOCCIO Y EQUILUX


El equinoccio de primavera será hoy 20 de marzo de 2019 a las 22,58 horas; en ese momento, entrará la nueva estación astronómica. Las horas de luz y oscuridad se igualan...pero no exactamente pues el sol se pone para nosotros cuando su centro está en el horizonte, pero hasta que no se oculta por completo hay diferencia de medio minuto debido a la refracción atmosférica. Sin embargo, el instante exacto de la paridad día-noche, se produjo el pasado día 17, el día del equilux, cuando la inclinación del eje terrestre respecto de su plano fue idéntica en ambos hemisferios y mientras en el norte comienza la primavera, en el sur, empieza el otoño.




    Un comentario posterior asegura que hoy, contra lo que se suele creer, el día ha durado unos 15 minutos más que la noche.

lunes, 4 de marzo de 2019


RECUERDOS

Cuando el Valencia CF se clasificó para la próxima final de la Copa del Rey de fútbol a dirimir con el FC Barcelona, inmediatamente me vino el recuerdo de otra final entre ambos equipos que vencieron los ‘chés’ ¡en 1954!
            Recordé, casi sin equivocarme, las alineaciones de los dos conjuntos, pero, sobre todo que, al término de aquel encuentro, Quique, portero de los vencedores, se encaramó al larguero de la portería sur del entonces estadio de Chamartín.



Quizá debido a mi enfermedad de nacimiento, soy proclive a preguntarme sobre el funcionamiento  del cerebro y ese recuerdo me llevó a hacerlo. ¿Dónde almacenamos información tan antigua o más si cabe…? ¿Cuál es el mecanismo químico que provoca su veloz llegada a la memoria actual…? ¿Qué camino sigue en el “viaje”…? Preguntas, estas tres y otras muchas cuyas contestaciones ignoro como quizá las desconozcan hoy los investigadores pues el cerebro sigue siendo, creo, el arcano del organismo humano.

Añado este comentario de mi compañero y amigo

Kurt7 de marzo de 2019, 10:56
Del cerebro se va sabiendo mucho pero se sigue conociendo poco, Rafa.
Eso que te pasa proviene del hipocampo, donde hay unas células que se encargan de gestionar la memoria. Estas células se localizan en una especie de lóbulo en el borde del hipocampo llamado giro dentado, cuya función es conectar con la corteza prefrontal, donde se almacenan los recuerdos. La interconexión se hace por medio de la sinapsis interneuronal, la clásica unión química ente los terminales (axones). Esa gestión es lo maravilloso del asunto, pues precisa de filtros adecuados; además, en la corteza prefrontal ya hay más sitio (actúa en esto de la memoria como una biblioteca), pero también es el lugar desde donde actúan las emociones, que de alguna forma se asocian a estos recuerdos. Según sea “la intensidad” de esas emociones asociadas a un determinado recuerdo, las recordaremos de forma más o menos nítida. 

martes, 19 de febrero de 2019

VERGÜENZA AJENA


VERGÜENZA  AJENA

Soy socio del Real Madrid desde 1959 y comento, desde hace años, la falta de intensidad de jugadores y de implicación por parte de la directiva con la “empresa” de la que son partícipes y ¡a qué altísimo nivel económico!
Anteayer domingo por la mañana se enfrentó en fútbol el conjunto blanco  al Girona en el Bernabéu. El equipo sabe de sobra que los clubs pequeños se esmeran en su encuentro con los grandes. Es cierto que los “merengues” dieron el primer golpe, mas, a continuación, recularon para ‘defender la ventaja’ y vi a casi todos, cuando esperaban un centro, esperarlo al pie o defender al oponente a distancia sin intentar arrebatarle el balón. En el intermedio, no hubo “florentina” como sí “santiaguina” tiempos atrás y, como premio a los despropósitos blancos, el equipo catalán acabó llevándose los tres puntos en juego MERECIDAMENTE.
Por la tarde, el Real Madrid de baloncesto disputó en casa la final de la Copa del Rey contra el FC Barcelona. Sirva de inciso que jamás entendí el porqué de dividir los choques en 4 cuartos y no seguir con las dos mitades de antes.
En fin, volviendo al devenir de la final, no me cabe en la cabeza que yendo con ventaja de 15 puntos a la conclusión del tercer cuarto, Laso y sus pupilos, permitiesen al Barça alzarse con el trofeo. En primer lugar, con 90-92 los árbitros no vieron infracción en la falta de Randolph sobre Singleton, falta que existió; y en la jugada siguiente, otro error de bulto en el último segundo pues Randolph, en el rebote tras el lanzamiento de Tomic, interceptó el esférico después de que diera en el tablero y no en el aro; así la vi y, por tanto, para mí, la acción fue válida ¿dónde está la cámara lenta del VAR…?. No pretendo achacar a los jueces de campo la derrota madridista pues tengo clarísimo que el enfrentamiento no lo ganó el Barcelona aun jugando a un altísimo nivel sino que lo perdió el Real Madrid víctima de sus propios errores.
Esta y no otra es la razón de mi VERGÜENZA  AJENA.

  • Tricente Ramos El rebote tras el lanzamiento de Tomic fué precisamente eso, un rebote, puesto que el balón tocó el aro y se transforma de acción de tiro en rebote por lo que no se pueden aplicar las normas que rigen para la interceptación de balones en un tiro del atacante.
  • Tricente Ramos En mi opinión, como se habían equivocado los árbitros en la anterior jugada de Singleton y Randolph, que fue falta flagrante, no antideportiva, y no la pitaron, quisieron restituir el daño hecho al Barça compensando con la decisión de dar la canasta vá...Ver más
  • Rafael García Fojeda Algo que casi nunca se hace, porque,, parece ser que tienen la sartén por el mango y el mango también. Gracias, muchachote por atender mi petición; este es el lugar adecuado para tus comentarios sobre un tema del que sabes MUCHO más que yo.

domingo, 17 de febrero de 2019

UNO, TRES Y TRES








En el Instituto, el “AULA” del pasado jueves tarde es distinta a otras; no hay que atender explicaciones; solo, escuchar. Estamos en el aula, sí, pero ‘de música’, prestada por el Instituto para esta ocasión en que tenemos sobre el escenario a tres entusiastas del do-re-mi, por lo que este lugar es sala de conciertos.
            Todo evento requiere de una preparación y, cómo no,  el responsable es UNO de los nuestros: José Manuel Bretón; él se preocupa de carteles y programas impresos para todos y rosas para todas; GRACIAS POR TU MAGNÍFICO TRABAJO.









         
 Sí, no miento; hoy no estamos solos sino acompañados de nuestras parejas -es el Día de los Enamorados-; así que ¿cómo está la sala…? Abarrotá, diría ‘El Linterna’ del Dúo Sacapuntas. Y, aunque la silla no resulta cómoda para cuello y espalda, desde poco antes de la presentación de Vicente, me mantengo  quieto en ella, oyendo a los tres grandes del escenario -dos abogados y un odontólogo en medio de ellos; de izquierda a derecha, Miguel Ángel Cabanellas, barítono; Enrique Pardo, tenor y Juan Antonio Rosas, barítono-bajo. Los tres nos hacen partícipes de su saber musical interpretando juntos o por separado temas archiconocidos. Se desmarca en las individualidades solistas Juan que canta canciones de Mikis  Theodorakis ¡¡en griego!! explicándonos previamente, el argumento de cada melodía. Escucharlos es, creo que para todos, una auténtica GOZADA y pasamos poco más de dos horas deleitados por canciones en las que, a veces, tomamos parte los asistentes como coro de fondo.
            Nada más se me ocurre una palabra  para calificar la velada: E X T  R A O R D I N A R I A.