Me lo había avisado
Enrique Pardo, pero ahora, con menor movilidad, dudo acudir; sin embargo, lo ve
anunciado mi hermana Mª Isabel, que constantemente propone hacer cosas… y me
animo. En el Teatro Calderón de Madrid, ofrece su Concierto de Navidad este
grupo, heterogéneo, como cuenta el presentador, formado por compañeros de
universidad amantes de la música al que se han añadido algunas voces femeninas
de sus familias. Al revés que en otros eventos similares, se pueden hacer
fotos, cantar si apetece e incluso bailar. Son casi dos horas y media de
espectáculo, con más de cien intérpretes en el escenario, haciendo un recorrido
musical amplísimo por todo tipo de géneros, con unas fantásticas voces, que
comienzan cantando Guadalajara; tras
ella -no recuerdo con exactitud su orden, solo las escribo a modo de
recordatorio- El rey, O sole mio, Caruso, Nessun dorma…Luego,
cambian de época y estilo, porque se atreven con Black is black, Hey, Jude...
También una parte dedicada a Frank Sinatra con My way y New York, NewYork.
Naturalmente, canciones sudamericanas archiconocidas como La flor de la canela, Amarraditos, Échame a mí la culpa, Alma llanera, cantada por Enrique, Alondras en el bosque (a seis voces)…; después, Islas Canarias o la incursión que hacen por la copla española. El
momento más emotivo para mí surge cuando el presentador habla de una canción
-que titulo “Yolanda”- porque ella era la solista; él mira al cielo y la canta
con un sentimiento que me encoge el corazón. Otras canciones escuchadas son: Mediterráneo, Y nos dieron dieron las diez,
Hijo de la luna, Mujer contra mujer…
Al acabar alrededor de
sesenta títulos, esto no se termina porque nos regalan además Chica ye-yé entre otras varias más que
suponen el colofón.
Pues bien, para mí, estas
horas musicales significan una fabulosa inyección de energía para encarar el
futuro, de manera que no quiero terminar sin dejar constancia de mi gratitud al
grupo por vuestra contribución invisible, pero extraordinaria hacia mi persona.