CAMINO VITAL, por Rafael
Gª-Fojeda
Tiene ganas de conocer el mundo y prisa por hacerlo; por eso, rompe toda previsión de su entorno familiar y, tras un viaje sin contratiempos, ve la luz días antes de Navidad, un destello invernal al que impone con tan fogoso llanto; él, feliz, come, duerme, va creciendo rodeado de mimo y lento, pero seguro, se empapa de las muchas sorpresas que descubre; todo es nuevo, después de un tiempo sujeto por no sabe qué, en ambiente oscuro; eso sí, trabajando sin desmayo.
Por
fin libre de ataduras, parece dispuesto a todo; sin embargo, una montaña se le
pone delante y le tienen que ayudar en la ascensión y en el descenso porque
solo no puede “¡Con lo claro que
amanecía…!”, se lamenta en silencio. Ése es el primer escollo. ¿Esfuerzo
físico? Grande. ¿Mental? Todavía no es consciente del calibre aunque supone un
serio aviso pues, tras la montaña, asoman curvas pronunciadas que el niño toma
con cierto cuidado; no es un conductor experto. La serie de escollos pone en guardia
a los padres que buscan asesoramiento de un profesional que, en la primera
visita, da con el quid del problema. Gracias a sus consejos, seguidos a
rajatabla… a pesar de sus pesares, el chico se afana en el sendero dentro de
una normalidad relativa que no es impedimento casi para nada; juega, estudia,
trabaja, se mueve con ahínco y nunca le faltan apoyos de su gente más cercana,
compañeros, amigos. Todos tratan de paliar en lo posible el problema y le
acogen como uno más que solo es un poco distinto. Y, sin duda, es el mejor
regalo que recibe.
El
camino es muy duro, aunque él tiene claro que el de otros lo es mucho más aún;
sabe que le falta algo de una orilla de su mar, pero es consciente de poseer
paisajes que muchos querrían disfrutar y, desde luego, trata de enseñárselos
cada vez que la ocasión se presenta, porque piensa: “Los demás también me muestran diferentes cuadros que yo desconozco”.
Se
acaban adolescencia y madurez. Aquel niño luego de, según su circunstancia,
gozar de la existencia, hoy es una chispa menos joven y se enfrenta a una nueva"piedra". Ignora por qué la tiene delante, pero AHÍ ESTÁ, incordiando con fuerza. Alguien le dijo 'bufalando': "¡¡ Lo que tienes es un par de ....... bien puestos!!" Debe de ser cierto porque el hombre continúa moviéndose con un esfuerzo ímprobo, desprendido de aficiones que suponen casi pasión: escribir a mano, asistir al fútbol. A veces, le pasa muy fugaz por la cabeza acabar de una
vez el suplicio, pero lo rechaza de inmediato; aun con dificultades, le
encanta vivir y no están los tiempos para desperdiciar alegrías y ¿por qué no…? sinsabores que tanto
aportan al crecimiento humano; aparte de que, si continúa en este “valle” ¡por
algo es!
Nota del autor: Si queréis, podéis leer antes CONVIVIR CON EL ENEMIGO de febrero 2013.
Me has puesto la carne de gallina. Eres otro héroe anónimo, sin duda con más mérito que los héroes institucionales.
ResponderEliminarEmociones contrapuestas. Amarga tu historia. Dulces tus palabras. ¡Bravo, tocayo!
ResponderEliminarDebe existir alguna razón que se me escapa para que precisamente a los que se les pone un enorme toro por delante en la vida para que no tengan más remedio que lidiarlo y torearlo, se encuentran de repente que hasta el propio camino se hace cada vez más cuesta arriba, como si alguien quisiera probar que son capaces de continuar con la lidia sin desfallecer y que su ánimo continúe entero ante nuevas dificultades.
ResponderEliminarEstos resultan al final ser hombres forjados en hierro y con un temple admirable. Yo estoy orgulloso de conocer ya a uno...
Kurt: Estoy convencido de que si Dios es quien da y quien quita, quita por un lado, pero da por otro; eso otro que puede no todos sepamos qué es, es la fuerza que nos hace avanzar contra viento y marea.
ResponderEliminarAnteayer, un vecino de una amiga -con 40 años, mujer e hijos- se tiró por una ventana de su casa. Como digo en el escrito, a pesar de mis dificultades, o por ellas, quizá, me gusta la vida y ¡QUIERO VIVIRLA SÍ O SÍ! Y, ahora, teniéndoos a vosotros ¡CON MÁS MOTIVO!
Un millón de gracias, chaval.