sábado, 23 de mayo de 2015


LÁGRIMAS DE EMOCIÓN

Aceptando la propuesta de Kurt, con bastantes compañeros, visito el Museo del Aire.
Nos dividimos en dos grupos, cada uno con un guía. Con resultar muy interesante, por la cantidad de historia acumulada, para mí, el “conductor ” que lleva al nuestro, se extiende demasiado en cuestiones técnicas de motores y eso, a más de las lógicas preguntas de algunos, hace un tanto lento el recorrido -el recinto es enorme y hace frío- de tal forma que, al final, nos dejamos, creo, un hangar en el tintero; pero sin que en ello tenga nada que ver el organizador -su actitud y disponibilidad son, en todo momento, fantásticas-. A tal punto llega la premiosidad que, con Vicente, me separo unos minutos del resto para tomar una bebida y un poco de sol -estamos, sobre todo yo, ‘pelados’- y, al regreso, casi nos echan a todos ¡lástima! Es la hora de cierre.
Por mi escasa y dificultosa movilidad actual, esta visita la hago en silla de ruedas para poder ir al ritmo de todos y, quiero señalar que muchos de vosotros, ayudáis a que así sea preocupándoos de manejar el ‘vehículo’.
La comida en el Club Barberán, extraordinaria, sobre una mesa kilométrica, en la que el ambiente es óptimo y que se alarga hasta casi media tarde. Es curioso, pero siendo tantos, verdad  que somos los únicos comensales, se escuchan solo ligeros murmullos en lugar del típico gritar español. Cierra el comentario Manolo Rincón apostillando: “Es que somos del Ramiro”.  En suma, una velada fabulosa.
Sé que, en cercanía o lejanía, nos sentimos apreciados por el resto de la promoción. Yo, sin duda, lo sentía, os sabía cercanos, pero hoy es tan abrumador el cuidado recibido y tan constantes las atenciones y palabras de ánimo regaladas que no puedo sino apoyarme en vuestros hombros, delegados en los de Vicente, y, como gratitud al grupo, soltar sobre ellos lágrimas de emoción.

Rafael Gª-Fojeda


    22-mayo-2015






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