miércoles, 17 de abril de 2019

EXPERIENCIAS OPUESTAS


Ayer, donde tomo café, vi a una joven pareja con su hijita de no más de tres años. Se fijaron en mí al observar que entraba con dificultoso andar y eso propició su pregunta, en cierto sentido indiscreta, pero, sin duda, llena de curiosidad. Les conté someramente mi caso y se asombraron. Acababan de regresar del hospital donde su nena, por un virus, había sufrido un ataque epiléptico e incluso perdido un instante la conciencia y, por lógica, estaban preocupados, así que, les tranquilicé lo más que pude, pero verme fue lo que más les calmó.
A Laura le pedí luego que les enseñara la foto de mi lesión; entonces, sí que se quedaron pasmados y…con más sosiego que, para mí, tras todo lo hablado, fue lo importante…mi obra buena del día.
Hoy, voy a comprar tabaco. Al salir del estanco, una señora me mira y me suelta: “¡Si no fumara, andaría mejor!”; me sorprende tanto su frase que me impide contestarla de inmediato: “¡Usted qué sabrá por qué ando mal, meticona!”. Sin embargo, a continuación, pienso: “Si le hubiese dicho lo que se merecía, habría perdido toda la razón” pues la habría respondido con palabras fuertes; así, fue una ‘piedrecilla’ de la mañana.
Además, aseguran dos refranes: “¿Quién hace caso de medios días habiendo días enteros?” “A palabras necias, oídos sordos” o, con un lenguaje más rimbombante, “A palabras incongruentes, Trompas de Eustaquio en estado de interceptación”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario